Entrevista a Joel Avilez.
Entrevista Joel Avilez Leiva
1.- Para empezar, podrás hacer una
presentación de tu persona, ¿Quién eres?
R: Por supuesto. Mi nombre
es Joel Avilez. Soy profesor de Historia y Licenciado en educación. Actualmente
estoy postulando al Doctorado en Historia en una Universidad extranjera.
También he realizado numerosos trabajos en temáticas patrimoniales regionales,
con varias publicaciones.
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2 2 .- ¿Cuántos libros has escrito o has
colaborado en ellos? ¿podrías nombrarlos?
R: Bueno, he participado
en varias publicaciones, tanto como editor, revisor de textos, revisor de
bibliografía, biobibliografías, vexilología, uniformología y armamentismo de
época. Las publicaciones son las siguientes: Aportes en obras colectivas como
el libro audiovisual “El Futuro es Nuestro, Crónicas del Rock en la Región de
Coquimbo” junto al periodista Javier Ramos Pinochet, FNCA – GORE Coquimbo
(2008).
Editor del libro “Gente de La
Serena” recopilación de 323 biografías desde 1544 -1955” obra póstuma de
Fernando Moraga Acevedo (incluye introducción y notas propias) (2013); Coautor
libro “El Sitio de La Serena y la Revolución de los Libres; A las Glorias del
pueblo de Atacama y Coquimbo de 1851” (2013); Co – editor del libro; “Historia
del Huasco” del Dr. Luis Joaquín Morales Ocaranza, 1896 (incluye notas al pie y
revisión bibliográfica), edición revisada (2014); Asesor bibliográfico en libro
“Historia de Tierras Blancas”, obra de Hildo Pinilla (2014); Introductor al
libro “Toponimia Indígena del Valle del Choapa”, del profesor Herman Carvajal
Lazo; 2da Edición revisada y corregida, 2015; Co- editor y Asesor bibliográfico
del libro “Higiene Práctica de los Mineros”, Dr. Luis Joaquín Morales (1893),
segunda edición, 2015; Autor del libro; Asesor histórico, numismático,
balístico e uniformológico del proyecto “Sitio Histórico Batalla de Los Loros”
(1859) de la Sociedad Patrimonial Pedro Pablo Muñoz Godoy (2015-2020) y, por
último, introductor libro “Recuerdos de Viaje y de Guerra: Memorias de un
soldado argentino en la Guerra del Pacífico” Florencio del Mármol, 2017.
Como obras personales tengo dos
libros: “Participación del Choapa en la Guerra del Pacífico” 1879-1884 (2015).
Presentado en la Feria Internacional del Libro de Santiago (FILSA) 2015 y “Casuto:
El Dorado Vileño (1830-1930)”, sobre los lavaderos de oro de la zona sur de la
entonces Provincia de Coquimbo (2019). En esta obra también fui editor y
diseñador.
En total son 13 publicaciones en
libros, de ellas dos personales.
También a veces me publican
artículos en diarios electrónicos como davidnoticias.cl, con temas referidos a
la cultura, patrimonio histórico y documental de la Región de Coquimbo. He
aparecido en revistas y diarios como también he sido invitado a radios y
televisión regional y nacional.
3.- ¿Cuál es tu opinión con relación a la
subjetividad del historiador?
R. Ciertamente, uno
escribe en el contexto y tiempo que le señala la vida. También desde la
sociedad y visión de mundo o pensamiento político al que uno adscribe. Desde
ese punto de vista, es obvio que existe una subjetividad. Además, está la
comprensión de que cada día surge nueva información que va cambiando el
conocimiento que teníamos referente a un hecho histórico y su época. Eso no
implica que el historiador pueda escribir lo que se le venga en gana. La
historia es una ciencia y como tal, su investigación y trabajo involucra tanto
la materialidad como la documentación, lo etnográfico y las nuevas
posibilidades tecnológicas aplicadas entre otras herramientas metodológicas.
Entonces, debemos ser estrictos.
4.- ¿Qué
opinas sobre la visión de la educación de los países vencidos en la guerra? De
la mirada de cómo se enseña la historia de la guerra del salitre.
R: La guerra es una
actividad humana que data de tiempos muy remotos. En la década del ´2000 se
descubrieron campos de batalla en Nataruk (Kenia, 2012) datado en 10.500 a.P., y
el de Weltsin en el río Tollense (Alemania, 2009), en plena Edad de Bronce (3.000
a.P.) crudos testimonios de la violencia entre grupos y la guerra en la
antigüedad.
Y allí se demuestra que no tan
sólo primó un factor económico en la resolución de un conflicto. Por ende, y
para dar respuesta a lo que señalas como “guerra del salitre”- que para mí es
Guerra del Pacífico- entendiendo lo económico como una arista más dentro de un
largo proceso de degradación de las relaciones internacionales de nuestro país
con los vecinos del norte, entre un sinnúmero de causas. Sería minimizar el
proceso histórico en sí.
En cuanto a la Guerra del
Pacífico – como sabes hice un libro del impacto regional de este evento -existe
un relato de Estado que busca justificar la guerra como causa nacional ante un
ataque de una alianza extranjera. Eso, en parte es cierto, pero como dije, la
guerra del ´79 es multicausal. Ya en los años de la conflagración hubo relatos
diferentes, más reales y humanos de combatientes que pasaron vivencias
trascendentes.
La guerra en Chile fue popular y
general tras el 21 de mayo. 111 mil chilenas y chilenos marcharon al desierto.
Unos 12 mil fueron bajas, 6 mil de ellos muertos y el resto mutilados. Por
tanto, el porcentaje de sobrevivientes es alto. Y cada uno de los veteranos
contó sus vivencias en el norte a sus familias. O, mejor dicho, no hubo familia
en Chile, rica o pobre, que no enviara a alguien al frente.
Dado la trascendencia de la
victoria, el Estado de Chile gatilló en una educación triunfalista esperanzada
en el futuro de la nación y que miraba por encima del hombro a los vencidos. En
Perú en cambio, la guerra destruyó la posibilidad de un desarrollo de su clase
dirigente. Más allá de las honorables muertes de Grau y Bolognesi y la
resistencia de Cáceres en la sierra, su actuación como Estado y como fuerzas
armadas fue desastroso. A tal punto, que comenzaron a generar un discurso propio
del derrotado: victimizarse ante el vecino invasor y señalar el apoyo externo,
el Imperio británico como clave del triunfo chileno. Esto último es jocoso,
porque había más ingleses en la tripulación del Huáscar que en todas las
fuerzas chilenas.
En cuanto a Bolivia, el relato
cae en alucinaciones memorables. Si uno lee un libro escolar boliviano existe
poca autocrítica y se cae fácilmente en un relato épico en que prácticamente
ganaban en todas las batallas, pero mágicamente se retiraban del campo.
Cada país hace su relato. Sin
embargo, los historiadores debemos ser serios y equilibrados, analizando desde
todos los ámbitos el acontecer histórico y no caer en chauvinismos baratos.
5.- ¿Quién o quiénes fueron los vencedores de
la guerra?
R: Los vencedores de toda
guerra son los vendedores de armas. En el caso de la Guerra del Pacífico fueron
los armeros alemanes, ingleses, franceses, belgas, checoslovacos y
estadounidenses.
Ahora, si me preguntas por el
país vencedor, fue claramente Chile. Perú perdió la posibilidad de retomar su
dominio sobre la costa Pacífica y Bolivia se convirtió en un país mediterráneo,
propenso a la dependencia de los puertos peruanos y chilenos y también, a la
intromisión en sus asuntos de argentinos y brasileños.
Se da la paradoja que, tras la
victoria, es el Estado el que queda dueño de la mayoría de las salitreras de
Atacama. Entonces, los industriales presionaron para que el Estado reconociera
los bonos comprados a bajo precio a los dueños peruanos durante su éxodo. El
gobierno reconoció estos derechos y eso provocó una avalancha privatizadora
extranjera.
6.- En
tu libro la participación del Choapa en la guerra del pacifico 1879 y 1884.
¿Cuánto tiempo te llevo escribirlo? ¿y qué influencias tuviste para poder
realizar? ¿te costó encontrar la información para poder llevarlo a cabo?
R: Bueno, tú me conoces
desde los tiempos de Universidad y recordarás que mi tema de tesis fue sobre la
migración desde el Choapa al norte salitrero (1879-1948). En aquél trabajo de
174 páginas abordé en el tercer capítulo la visión local de la guerra, aunque,
claro, fueron sólo 13 páginas.
Con posteridad pude construir un
libro temático sólo con el aspecto bélico, aunque sin olvidar la historia
social.
Mis influencias fueron los
relatos familiares-tengo ancestros veteranos del ´79 por madre y padre- las
lecturas de clásicos en la materia como Diego Barros Arana, Benjamín Vicuña
Mackenna y Gonzalo Bulnes. También consulté obras bolivianas de Roberto
Querejazu Calvo y también peruanas como las Memorias de Cáceres, Nelson
Manrique y Daniel Parodi, por citar algunos.
El tema de la mujer lo traté con
la obra de Paz Larraín. La reactivación del tema con los estudios contemporáneos
de Christián Percy, Enrique Cáceres, Mauricio Pelayo, Carlos Méndez Notari,
Piero Castagneto, junto a muchos otros más.
Para el caso regional, Pedro
Pablo Figueroa para Atacama y Francisco Antonio Machuca por Coquimbo son
imprescindibles. Mucha fuente primaria, informes de Intendencia, Ministerio de
guerra, prensa regional, entrevistas y visitas a los campos de batalla. Todo un
proceso de ocho años. 9 si contamos el año de publicación.
7.- ¿Cuál es la historia real sobre la figura
de Arturo Prat en relación a la batalla naval? ¿Por qué su acto de valentía fue
tan importante para el país?
R: Arturo Prat es mi héroe
favorito por excelencia. En cuanto a los hechos de aquel miércoles 21 de mayo
de 1879 se ha escrito mucho y por plumas mucho más elegantes que la mía. Todos
los testimonios, tanto chilenos como peruanos e incluso de extranjeros
presentes en Iquique concuerdan en su valor temerario. Grau es más elocuente en
la carta a su viuda.
Lo que hizo Prat ese día, junto a
su tripulación y también, por qué no decirlo, Carlos Condell y los de la
Covadonga fueron convertir una segura derrota en un triunfo monumental.
Ellos supieron leer el momento
histórico. Podrían haberse rendido. Ninguna ley de la marina los obligaba a
combatir en condición desigual.
Pero primó el valor y patriotismo
de no dejarse avasallar. Dar un ejemplo que remeciera al país de su letargo.
Entendieron que rendirse a un mes de iniciado las hostilidades era la derrota
espiritual para la causa nacional.
Si los profesionales que se
habían preparado toda una vida para el combate se rendían al primer
enfrentamiento ¿Qué quedaba para el resto?
Prat hizo un trabajo de coaching
ese día que retempló los corazones de todos/as y permitió la victoria final.
8.- ¿Qué pasó con los otros protagonistas de
la guerra y no tuvieron el reconocimiento como se merecían?
R: Cierto es que en una
guerra muchos actores se pierden entre el torbellino de fuego y balas.
El caso de las cantineras es sorprendente. Son mujeres con uniforme y grado
militar. De dos a cuatro por unidad. Y, sin embargo, no se conoce más de 15 de
ellas. Con nombre y apellido. A ellas se les debe un reconocimiento especial.
El papel de los niños en la
Guerra del Pacífico es también tema de investigación actual. Con todo, la gran
masa de excombatientes se presenta desconocidos por el pueblo en general.
Eso explica el por qué en las
manifestaciones a nivel país se hayan vandalizados tantos monumentos de
próceres, lo que nos debe hacer reflexionar al respecto, ya que el mensaje de
estas figuras no está hoy incorporado a la sociedad.
9.- ¿Estás
en estos momentos escribiendo algún libro o participando en alguna
investigación?
R: En estos momentos estoy
escribiendo un libro sobre biografías de personas de Los Vilos que considero
relevantes. También tengo un texto listo sobre la Historia Regional de la Pesca
Artesanal que abarca desde la llegada de los españoles hasta 1958, caleta por
caleta, desde La Higuera a Pichidangui.
Tengo pendiente un libro sobre la
Guerra Civil de 1851 en la región de Coquimbo, desde la visión de Vicuña
Mackenna, que tengo avanzado. En algún momento haré una segunda edición del
Choapa en la Guerra del Pacífico y de Casuto, incorporando nueva información
que refresque la narrativa original.
Otra investigación que llevo a
cabo en este momento es una reinterpretación histórico-arqueológica de la
batalla de Los Loros enmarcada dentro de la Guerra Civil de 1859, en las
afueras de La Serena, gracias a un proyecto financiado por el Gobierno Regional
de Coquimbo, que debiese entregar un producto con información pericial sobre el
campo de batalla y los hallazgos allí prospectados.
Y siempre estoy activo,
participando de encuentros, entrevistas y presentaciones de escritores e
historiadores. Realmente, no he parado desde hace más de 12 años.
Muchas Gracias por Aceptar esta
entrevista.
J.- Gracias a Uds., por permitirme charlar
de lo que hago. Saludos cordiales.